Como “cafeteras”, así andan la mayoría de las unidades de transporte público en Maracaibo y San Francisco. Casi desarmándose cuando arrancan y con una larga estela de humo tras su paso, choferes de la ciudad se han visto en la obligación de utilizar insumos de “tercera mano” para seguir rodando.
Una advertencia hecha por varios conductores es que a pesar de los bajos precios del aceite quemado, que pueden llegar a los 2.000 bolívares, este producto representa un ‘veneno’ para la mecánica de los motores.