Con sus 1.76 metros de estatura y la meta de jugar "en un equipo internacional", trazada cuando aún no tenía edad suficiente para votar o comprar una cerveza, Wuilker Faríñez Aray está rompiendo el molde de los porteros en Venezuela.
Su nombre saltó a la palestra hace un lustro cuando se trasladó a la capital española con sus atajadas y su liderazgo y probó suerte en las categorías inferiores del Real Madrid, con la esperanza de compartir vestuarios con su ídolo, Íker Casillas.