Los llamados "sensores biomiméticos" son unos dispositivos que se pueden situar en el cerebro, bajo la piel o ingerirse para explorar tejidos y órganos de una forma continua y mínimamente invasiva.
Para conocer los últimos avances en esta materia y los retos para los próximos años, la Fundación Ramón Areces ha reunido hoy en Madrid a varios investigadores que lideran proyectos relacionados con el desarrollo de esos sensores, que están permitiendo un mejor conocimiento y tratamiento de enfermedades como la epilepsia, el alzhéimer o numerosos trastornos digestivos.