Un saldo de seis desaparecidos y casi medio millón de desalojados de sus casas, algunas completamente arrastradas y otras con daños severos al suroeste de Japón, han dejado las inundaciones y deslaves producto de las torrenciales lluvias.
La Agencia Meteorológica de Japón (JMA) las califica como uno de los mayores desastres naturales en el país en las últimas décadas.